Vol. 27 Núm. 1 | Ene.─Jun. (2025): Configuraciones sociales de los vínculos subjetivos e intersubjetivos: desafíos contemporáneos
En este número de la revista destacamos dos movimientos orientados a comprender las tramas de subjetivación, subjetividad y potenciación de las y los sujetos individuales y colectivos, con los cuales el Trabajo Social actúa. El primer movimiento alude a releer, en ejercicios genealógicos rigurosos, los corpus de conocimientos gestados en Trabajo Social que fueron ignorados, extraviados o sometidos mediante dispositivos de poder androcéntricos. Las dinámicas incluyen asumir los efectos de la “feminización” como proceso de subjetivación que conlleva la rotación de la comunidad epistémica sobre sí misma en tanto sujeto histórico, situado, generizado y crítico de las inscripciones situacionales que lo han producido, en el norte imperial y en el Sur Global. El segundo movimiento busca resignificar los contextos vigentes mediante la formulación de perspectivas que posibiliten interactuar con lo emergente. En lugar de manifestar lo que acontece siguiendo las perspectivas conocidas en las ciencias sociales, esta vuelta de tuerca invita a sentir, pensar y hacer, desentrañando las categorías con las cuales se expresa y une lo emergente en las actuaciones del Trabajo Social.
Ese flujo supone aperturas epistemológicas hacia otras formas de representar y presentarse que han compaginado nuestro ethos disciplinar con diversas relacionalidades que conjugan prácticas de cuidado y luchas por la justicia social, racionalidades, sensibilidades y sensorialidades que congregan “experiencias otras” de la sociedad urbano-rural, campesina, étnica, marginada, subordinada, estigmatizada y precarizada. En estas aperturas con “epistemes otras” se busca recuperar los pensares y los actuares situados, visibilizando las singularidades de los contextos en los que se despliegan las intervenciones disciplinares. Ahora bien, al referirse a las configuraciones sociales, se proyecta la mirada hacia los procesos históricos de subjetivación de los vínculos sociales con énfasis en el carácter contextual, dinámico e interdependiente de su constitución. Así, se registran las dimensiones materiales, emocionales, sensoriales, simbólicas, culturales y políticas, junto a las trayectorias históricas y relacionales de su formación. Este planteamiento integra lo individual y lo social, ya que entraña vinculaciones, tramas de significación, modos de interrelación, intersticios, hibridez, liminalidad, tensión, conflicto y posibilidad. De ahí que se acentúen los modos que combinan la experiencia de un “nosotros” con prácticas situadas de subjetivación, potencialidad y agenciamiento social.


